De la misma manera que señalaba ayer tres películas como muy interesantes para acercarse a la reflexión sobre la primera guerra mundial. Hoy me gustaría señalar tres novelas escritas por autores de las principales naciones que participaron en el conflicto. Las perspectivas ideológicas también son diferentes pero todas conjuntamente dan un testimonio variado y preciso de horrores hasta entonces inconcebibles. El primero es las tempestades de acero de E. Jünger, una descripción de la vida de las trincheras en la que encuentra la raíz de gran parte de su trabajo posterior. Jünger es un observador preciso y nada imparcial porque desde su reflexión el horror no es estéril, sino el anuncio de un nuevo momento, de superación, de la historia y de la humanidad. Mientras que Jünger exalta la formación de un tiempo nuevo, Graves en Adios a todo eso, dedica la mayor parte del libro a explicar el desarrollo de una actitud considerablemente escéptica sobre el valor moral de la humanidad y sobre la caducidad de una serie de códigos de todo tipo que se habían considerado eternos y que con aquella guerra empezaban a desaparecer. Finalmente, aunque ocupe una parte muy pequeña del libro son importantes los capítulos en que Celine rememora su experiencia bélica en su viaje al fin de la noche. En Celine, no hay exaltación, ni escepticismo, sino el cinismo con el que Ferdinand refleja su civilización y su tiempo, ejemplo del cual, es el recuerdo al fusilamiento sistemáticos de algunos compañeros para elevar la moral. Tanto el libro alemán como el francés pueden descargarse gratuita y legalmente en la red. El viaje aqui y las tempestades aqui
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